sábado, 11 de febrero de 2017

Política-Ideología.

Urgente recuperar la ruta humanista de AN.*
Carlos E. Torres Muñoz.



El Partido Acción Nacional surgió en 1939 como un espacio de oposición a la política cardenista que se encaminaba claramente hacia la izquierda. Fundado por un grupo de intelectuales identificados con José Vasconcelos, y el humanismo en México, liderado por Gómez Morín, uno de los miembros de lo que se conoció como siete sabios, entre los que se encontraba por ejemplo Vicente Lombardo Toledano.

Cometeré la obviedad de aclarar que no coincido con Acción Nacional, sin más detalles necesarios que el hecho de que éste es un partido de derecha, y un servidor se enfila por definición ideológica en la izquierda.  Sin embargo para el correcto desarrollo de la vida democrática de cualquier sistema liberal en el mundo, la salud política de todas las expresiones ideológicas es necesaria. En cuanto se pierde tal equilibrio, se asoma el peligro del totalitarismo. Creo en la pluralidad, no en la totalidad.

Por eso me parece preocupante que ese partido, cuya historia fue digna en el proceso de la transición a la democracia, que enarboló con honestidad la lucha por la democracia y los derechos humanos, tenga años cayendo de ese lugar hacia el del desprestigio, los extremos ideológicos, la corrupción y recientemente las anacronismos vergonzantes de posiciones ultraconservadoras como la homofobia, la misoginia, la xenofobia y la intolerancia.

Primero fue su proceso interno para elegir Dirigente Nacional, en el que abundaron las acusaciones de corrupción, uso indebido de recursos públicos, abuso de influencias y acuerdos lamentables.

Después la instalación de la Comisión de la Familia y el Desarrollo Humano, y el discurso contrario a la lógica de los Derechos Humanos de su Senador por Jalisco José María Martínez, quién demostró su total desconocimiento al respecto, su intolerancia e incluso su afán persecutor con aliento cristero.
Luego el escándalo que generó la formación de un grupo neonazi en ese mismo estado, y cuyos miembros “jugaban”, ignorantemente, a imitar a Hitler (reí con una nota del Deforma, en la que justamente se burlaban de la imitación de estos jóvenes a una ideología que suponía la superioridad de la raza aria, si usted los ve, el chiste se cuenta solo).

Siguió la comisión de delitos de dos ex-asambleístas, empleados (hasta hace unos días) de la Delegación Benito Juárez, administrada por ese partido, en una clara muestra un barbarismo que nos avergonzó en Brasil por su conducta, y escandalizó en México, al darse a conocer supuestas conversaciones suyas en las que rayan en todos los vicios de un machismo cavernícola y deplorable.

Finalmente, la intolerancia que demostró un ex-candidato a Diputado Local suyo, al sacar de manera violenta de su aula a una maestra en Morelos, junto a otros padres de familia, por la preferencia sexual de ésta, lo que ha generado otro escándalo para la militancia de este partido en ese estado que recién perdió frente al PRD.

Pareciera que la advertencia emitida por Carlos Castillo Peraza “ganar el poder sin perder el partido”, se ha vuelto realidad con la agravante: ganaron el poder perdiendo el partido, sin que al perder el poder, hayan recuperado el partido. Coincido con voces panistas preocupadas por el deterioro moral de su partido: menos José María Martínez y más Alonso Lujambio.

México, un país con una antropología cultural de confrontaciones violentas, de imposiciones intolerantes y de constantes conflictos de programa, necesita, aún más que otras naciones, una derecha que se identifique en la corriente demócrata-cristiana,  no en la totalitaria-elitista, encausada en el humanismo, no en la xenofobia, tal como necesita una izquierda vinculada a la socialdemocracia, no en la intolerancia y el populismo.

A todo ciudadano, debe interesarle y preocuparle la vida democrática del país, y ésta no podría entenderse sin un actor tan importante como el PAN. A todos los mexicanos, sin importar militancias nos deben llamar la atención este tipo de episodios, evitando filias y fobias, no debemos dejarlas pasar en ningún partido, ni en ninguna expresión política, seamos de  izquierda, derecha, centro o sin definición política concreta.

No olvidemos que es también el adversario el que nos define como proyecto, es también la oposición la que influye en nuestras posiciones ideológicas, es el oponente en el debate el que nos obliga a ser congruentes. Cito a don Jesús Reyes Heroles: lo que resiste, apoya.  

PD. En paz descanse Arnaldo Córdova, perfiles como éste, profesionales, conocedores del ámbito en el que se desempeñan, de arraigada convicción, coherentes e institucionales son los que necesita no sólo la izquierda, sino en general la clase política mexicana.

*Publicado en La Jornada Zacatecas, en su edición del 12 de julio del año 2014. 
http://ljz.mx/2014/07/12/urgente-recuperar-la-ruta-humanista-de/

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