Urgente recuperar la ruta humanista de AN.*
Carlos E. Torres Muñoz.
El Partido Acción Nacional surgió en 1939 como un espacio de oposición a
la política cardenista que se encaminaba claramente hacia la izquierda. Fundado
por un grupo de intelectuales identificados con José Vasconcelos, y el
humanismo en México, liderado por Gómez Morín, uno de los miembros de lo que se
conoció como siete sabios, entre los que se encontraba por ejemplo Vicente
Lombardo Toledano.
Cometeré la obviedad de aclarar que no coincido con
Acción Nacional, sin más detalles necesarios que el hecho de que éste es un
partido de derecha, y un servidor se enfila por definición ideológica en la
izquierda. Sin embargo para el correcto desarrollo de la vida
democrática de cualquier sistema liberal en el mundo, la salud política de
todas las expresiones ideológicas es necesaria. En cuanto se pierde tal
equilibrio, se asoma el peligro del totalitarismo. Creo en la pluralidad, no en
la totalidad.
Por eso me parece preocupante que ese partido, cuya historia fue digna
en el proceso de la transición a la democracia, que enarboló con honestidad la
lucha por la democracia y los derechos humanos, tenga años cayendo de ese lugar
hacia el del desprestigio, los extremos ideológicos, la corrupción y
recientemente las anacronismos vergonzantes de posiciones ultraconservadoras
como la homofobia, la misoginia, la xenofobia y la intolerancia.
Primero fue su proceso interno para elegir
Dirigente Nacional, en el que abundaron las acusaciones de corrupción, uso
indebido de recursos públicos, abuso de influencias y acuerdos lamentables.
Después la instalación de la Comisión de la Familia y el Desarrollo
Humano, y el discurso contrario a la lógica de los Derechos Humanos de su
Senador por Jalisco José María Martínez, quién demostró su total
desconocimiento al respecto, su intolerancia e incluso su afán persecutor con
aliento cristero.
Luego el escándalo que generó la formación de un
grupo neonazi en ese mismo estado, y cuyos miembros “jugaban”, ignorantemente,
a imitar a Hitler (reí con una nota del Deforma, en la que justamente se
burlaban de la imitación de estos jóvenes a una ideología que suponía la
superioridad de la raza aria, si usted los ve, el chiste se cuenta solo).
Siguió la comisión de delitos de dos
ex-asambleístas, empleados (hasta hace unos días) de la Delegación Benito
Juárez, administrada por ese partido, en una clara muestra un barbarismo que
nos avergonzó en Brasil por su conducta, y escandalizó en México, al darse a
conocer supuestas conversaciones suyas en las que rayan en todos los vicios de
un machismo cavernícola y deplorable.
Finalmente, la intolerancia que demostró un ex-candidato a Diputado
Local suyo, al sacar de manera violenta de su aula a una maestra en Morelos,
junto a otros padres de familia, por la preferencia sexual de ésta, lo que ha
generado otro escándalo para la militancia de este partido en ese estado que
recién perdió frente al PRD.
Pareciera que la advertencia emitida por Carlos Castillo Peraza “ganar
el poder sin perder el partido”, se ha vuelto realidad con la agravante:
ganaron el poder perdiendo el partido, sin que al perder el poder, hayan
recuperado el partido. Coincido con voces panistas preocupadas por el deterioro
moral de su partido: menos José María Martínez y más Alonso Lujambio.
México, un país con una antropología cultural de confrontaciones
violentas, de imposiciones intolerantes y de constantes conflictos de programa,
necesita, aún más que otras naciones, una derecha que se identifique en la
corriente demócrata-cristiana, no en la totalitaria-elitista,
encausada en el humanismo, no en la xenofobia, tal como necesita una izquierda
vinculada a la socialdemocracia, no en la intolerancia y el populismo.
A todo ciudadano, debe interesarle y preocuparle la
vida democrática del país, y ésta no podría entenderse sin un actor tan
importante como el PAN. A todos los mexicanos, sin importar militancias nos
deben llamar la atención este tipo de episodios, evitando filias y fobias, no debemos
dejarlas pasar en ningún partido, ni en ninguna expresión política, seamos
de izquierda, derecha, centro o sin definición política concreta.
No olvidemos que es también el adversario el que
nos define como proyecto, es también la oposición la que influye en nuestras
posiciones ideológicas, es el oponente en el debate el que nos obliga a ser
congruentes. Cito a don Jesús Reyes Heroles: lo que resiste, apoya.
PD. En paz descanse Arnaldo Córdova, perfiles como
éste, profesionales, conocedores del ámbito en el que se desempeñan, de
arraigada convicción, coherentes e institucionales son los que necesita no sólo
la izquierda, sino en general la clase política mexicana.
*Publicado en La Jornada Zacatecas, en su edición del 12 de julio del
año 2014.
http://ljz.mx/2014/07/12/urgente-recuperar-la-ruta-humanista-de/
http://ljz.mx/2014/07/12/urgente-recuperar-la-ruta-humanista-de/
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