sábado, 11 de febrero de 2017

Política

La contienda interna de Acción Nacional: la oposición frente a sí misma*
Carlos E. Torres Muñoz
Lo he dicho antes, lo reitero, creo en la importancia de la salud pública de todas las instituciones del país, incluidos en éstas, los partidos políticos, todos. También creo en la eficiencia del equilibrio de fuerzas políticas como una ventaja de la democracia, y a su vez, una vacuna contra cualquier intención que la vulnere, desde una de sus características más bondadosas, pero también más peligrosas: las mayorías.

Por eso, con atención atendí el debate que se llevó a cabo en días pasados, entre los aspirantes a dirigir el partido de oposición más importante del país en éste y otros momentos de la historia moderna de México: Acción Nacional; el debate ofrecía la oportunidad de diferenciar con claridad las dos caras más evidentes de ese partido político en la actualidad: la del parlamentario Javier Corral, cuya propuesta se encuentra centrada en la ideología y la del joven dirigente Ricardo Anaya, cuya corta trayectoria está evidentemente ligada al pragmatismo político que, electoralmente, le ha dado resultados agridulces en los últimos años a ese partido.

El nivel del debate fue interesante, y sin duda evidencia de una convicción democrática, transparente, aunque limitada (no se han aceptado la realización de más, a pesar de la petición de Corral para ello). Fue además un ejercicio del que todos los ciudadanos pudimos ser testigos, independientemente de si nuestra filiación política va en otro sentido, como es el caso de quién escribe.

Sin embargo, ha sido una muestra clara de una crisis que viven, en general, los principales partidos de oposición, incluido el más reciente y debutante Movimiento de Regeneración Nacional: el dilema de qué oposición ser, y qué conducta pública tener, no sólo frente al gobierno, sino también, frente a sí mismos y su militancia. Todos, desde mi punto de vista, se encuentran en la misma disyuntiva: la defensa de la ideología y la diferenciación clara del resto de los partidos políticos o la posición más eficaz para atraer votos, conservar y hacer eficiente su poder e influir en la toma de decisiones con ventajas prácticas.

Corral ofrece lo primero: ir en búsqueda del Acción Nacional símbolo de la lucha por la democracia y aliado a la sociedad civil, en su mayoría de clase media y alta, ofreciendo como actitud imperante la congruencia, aunque la exageración de ella los haya llevado por épocas a ser sólo una oposición testimonial, carente de una oferta competitiva, aunque, siempre siendo una opción política sólida, programáticamente, frente al partido hegemónico.

Anaya, en contrasentido, ofrece lo segundo: utilizar todas las prácticas antes criticadas y conductas políticas que los llevan a parecerse en mucho a lo que antes denunciaron, con tal de obtener dividendos políticos y electorales suficientes como para que su porción de poder sea lo suficientemente numerosa a fin de ser la necesaria puerta por dónde pasen todos los acuerdos trascendentes de la vida política nacional, logrando con ello ser el engrane clave de la gobernabilidad legislativa. Ha dado, sin duda, resultados, que no son del todo presumibles en los últimos tres años, una vez derrotados y llevados hasta el tercer lugar en la elección presidencial.

La oposición está pintada en esta circunstancia: el PRD y su corriente mayoritaria, encabezada por Nueva Izquierda, ha actuado con el suficiente pragmatismo para no desaparecer y empoderarse en este sexenio, sin que ello haya evitado la división de la izquierda, el surgimiento de Morena y la renuncia de sus más destacados militantes ideológicos: desde Cárdenas, hasta Encinas.

Morena parece ir en el mismo sentido, aunque es claro que tiene una clara posición contraria al Gobierno y su oferta política, también es evidente que ha mantenido abierta la puerta al pragmatismo y la cosecha electoral que ello conlleva: desde la nula democracia en las decisiones internas, hasta las alianzas de facto con distintos grupos de poder que les ha permitido combatir con eficiencia a sus ex compañeros perredistas (pasando por el caso Zacatecas y la rumorada imposición de un senador ajeno a sus filas como candidato a gobernador).

Basado en la idea de los balances y los contrapesos políticos, es de suma importancia una oposición sana, fuerte tanto en sus números (cuantitativamente) como en la calidad de sus posiciones (cualitativamente), es una combinación que no han sabido llevar, tal parece, y que se mantiene como incompatible entre una y la otra. Aunque podría ser la fórmula en la segunda mitad del sexenio, por los números que al día de hoy todos conocemos.

Insistiré: a todo ciudadano con plena conciencia política y la importancia de la salud de la democracia, le es de interés la vida institucional de todos los partidos políticos, sean o no de su filiación, las organizaciones y, en general, las instituciones del Estado mexicano, como parte del engranaje que debe funcionar en todos su mecanismos para hacer eficiente los derechos, las aspiraciones y reclamos de la ciudadanía, así como las políticas públicas del gobierno y las estrategias programáticas del Congreso.

@CarlosETorres_


*Publicado en La Jornada Zacatecas:
http://ljz.mx/2015/08/04/la-contienda-interna-de-accion-nacional-la-oposicion-frente-a-si-misma/


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