La
contienda interna de Acción Nacional: la oposición frente a sí misma*
Carlos E. Torres Muñoz
Lo he dicho antes, lo reitero,
creo en la importancia de la salud pública de todas las instituciones del país,
incluidos en éstas, los partidos políticos, todos. También creo en la
eficiencia del equilibrio de fuerzas políticas como una ventaja de la democracia,
y a su vez, una vacuna contra cualquier intención que la vulnere, desde una de
sus características más bondadosas, pero también más peligrosas: las mayorías.
Por eso, con atención atendí el
debate que se llevó a cabo en días pasados, entre los aspirantes a dirigir el
partido de oposición más importante del país en éste y otros momentos de la
historia moderna de México: Acción Nacional; el debate ofrecía la oportunidad
de diferenciar con claridad las dos caras más evidentes de ese partido político
en la actualidad: la del parlamentario Javier Corral, cuya propuesta se
encuentra centrada en la ideología y la del joven dirigente Ricardo Anaya, cuya
corta trayectoria está evidentemente ligada al pragmatismo político que,
electoralmente, le ha dado resultados agridulces en los últimos años a ese
partido.
El nivel del debate fue
interesante, y sin duda evidencia de una convicción democrática, transparente,
aunque limitada (no se han aceptado la realización de más, a pesar de la
petición de Corral para ello). Fue además un ejercicio del que todos los
ciudadanos pudimos ser testigos, independientemente de si nuestra filiación
política va en otro sentido, como es el caso de quién escribe.
Sin embargo, ha sido una
muestra clara de una crisis que viven, en general, los principales partidos de
oposición, incluido el más reciente y debutante Movimiento de Regeneración
Nacional: el dilema de qué oposición ser, y qué conducta pública tener, no sólo
frente al gobierno, sino también, frente a sí mismos y su militancia. Todos,
desde mi punto de vista, se encuentran en la misma disyuntiva: la defensa de la
ideología y la diferenciación clara del resto de los partidos políticos o la
posición más eficaz para atraer votos, conservar y hacer eficiente su poder e
influir en la toma de decisiones con ventajas prácticas.
Corral ofrece lo primero: ir en
búsqueda del Acción Nacional símbolo de la lucha por la democracia y aliado a
la sociedad civil, en su mayoría de clase media y alta, ofreciendo como actitud
imperante la congruencia, aunque la exageración de ella los haya llevado por
épocas a ser sólo una oposición testimonial, carente de una oferta competitiva,
aunque, siempre siendo una opción política sólida, programáticamente, frente al
partido hegemónico.
Anaya, en contrasentido, ofrece
lo segundo: utilizar todas las prácticas antes criticadas y conductas políticas
que los llevan a parecerse en mucho a lo que antes denunciaron, con tal de
obtener dividendos políticos y electorales suficientes como para que su porción
de poder sea lo suficientemente numerosa a fin de ser la necesaria puerta por
dónde pasen todos los acuerdos trascendentes de la vida política nacional,
logrando con ello ser el engrane clave de la gobernabilidad legislativa. Ha
dado, sin duda, resultados, que no son del todo presumibles en los últimos tres
años, una vez derrotados y llevados hasta el tercer lugar en la elección
presidencial.
La oposición está pintada en
esta circunstancia: el PRD y su corriente mayoritaria, encabezada por Nueva
Izquierda, ha actuado con el suficiente pragmatismo para no desaparecer y
empoderarse en este sexenio, sin que ello haya evitado la división de la
izquierda, el surgimiento de Morena y la renuncia de sus más destacados
militantes ideológicos: desde Cárdenas, hasta Encinas.
Morena parece ir en el mismo
sentido, aunque es claro que tiene una clara posición contraria al Gobierno y
su oferta política, también es evidente que ha mantenido abierta la puerta al
pragmatismo y la cosecha electoral que ello conlleva: desde la nula democracia
en las decisiones internas, hasta las alianzas de facto con distintos grupos de
poder que les ha permitido combatir con eficiencia a sus ex compañeros
perredistas (pasando por el caso Zacatecas y la rumorada imposición de un
senador ajeno a sus filas como candidato a gobernador).
Basado en la idea de los
balances y los contrapesos políticos, es de suma importancia una oposición
sana, fuerte tanto en sus números (cuantitativamente) como en la calidad de sus
posiciones (cualitativamente), es una combinación que no han sabido llevar, tal
parece, y que se mantiene como incompatible entre una y la otra. Aunque podría
ser la fórmula en la segunda mitad del sexenio, por los números que al día de
hoy todos conocemos.
Insistiré: a todo ciudadano con
plena conciencia política y la importancia de la salud de la democracia, le es
de interés la vida institucional de todos los partidos políticos, sean o no de
su filiación, las organizaciones y, en general, las instituciones del Estado
mexicano, como parte del engranaje que debe funcionar en todos su mecanismos
para hacer eficiente los derechos, las aspiraciones y reclamos de la
ciudadanía, así como las políticas públicas del gobierno y las estrategias
programáticas del Congreso. ■
@CarlosETorres_
*Publicado en La Jornada Zacatecas:
http://ljz.mx/2015/08/04/la-contienda-interna-de-accion-nacional-la-oposicion-frente-a-si-misma/
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