Por: Carlos Eduardo Torres Muñoz
El pasado 2 de diciembre la clase política
mexicana –con sus notorias ausencias-, se sentó a la mesa para dar a conocer
públicamente un acuerdo que se había venido trabajando semanas atrás, el
acuerdo consistía en ponerse de acuerdo, y valga la redundancia para resaltar
la importancia que esto tiene.
En
nuestro país tenemos décadas hablando de lo necesario, y si acaso, cuando las
circunstancias no dan para otra salida, resolvemos lo urgente. Hemos llegado a
este punto: todo es urgente. La educación, el respeto a los derechos humanos,
una política social integral y visionaria, mejorar la capacidad
recaudatoria del Estado y el uso transparente de los recursos públicos,
democratizar la relación entre los Poderes de la Unión y los distintos órdenes
de gobierno.
Todos
estos temas han avanzado si acaso marginalmente con reformas que más bien
parecen sólo remiendos legales, que no reformas. Cuando no había una tajante
oposición a las propuestas del PRI-Gobierno sin mayoría (1997-2000),
existían posturas de adaptación a un sistema que desconocíamos llamado
alternancia y pluralidad (2000-2006), y finalmente hubo una oposición
herida e irreconciliable, infructuosa para lograr por sí misma reformas, pero
suficiente para detener las propuestas por el Ejecutivo (2006-2012).
Esta
vez las circunstancias se dieron: el PRI regresaba al ejercicio del gobierno, y
sus legisladores con ello reafirmaron la brújula de la unidad y sintonía que
habían venido ensayando desde el sexenio pasado; el PAN aprendía de la
experiencia de haberse encontrado del otro lado de la mesa y lo hacía de manera
responsable al no tomar revancha y buscar que algo de su legado como gobierno
permanezca; y en el PRD existe una dirigencia más proclive a los acuerdos que
cualquier otra de sus corrientes internas. Las condiciones estaban dadas,
el oficio político que regresaba a los Pinos supo leerlas y
aprovecharlas.
El
Pacto por México y su contenido han sido materia de la atención de los medios
de comunicación y de numerosas mesas de debate públicas, incluidas las Cámaras
del Congreso, en las últimas tres semanas. Existe entusiasmo, esperanza, pero
también incredibilidad, duda, y por supuesto, oposiciones, o cuando menos
anotaciones al margen respecto las reformas propuestas.
La
oposición más clara ha sido la del líder de MORENA, Andrés Manuel López
Obrador, quien frente a la recién presentada Reforma Educativa, ha tenido que
guardarse sus comentarios ante el riesgo de parecer coincidir con Elba
Esther Gordillo.
Podemos
Cambiar, se inserta más bien en el ánimo del entusiasmo, de la esperanza y del
reconocimiento del ejercicio de la concertación como un método que tiene sus
bases en la democracia y la pluralidad que con ella puede es deseable que
resulte. Coincidimos en los puntos e incluso en el calendario que se ha
propuesto para ello. Con algunas anotaciones que en este espacio haremos saber,
el Pacto es un buen punto de partida.
Consideramos
como válida la oposición y la duda frente al Pacto, siempre y cuando los
argumentos sean legítimos. No estar de acuerdo es una libertad inherente al
sistema democrático y de pleno respeto al Estado de Derecho que aspiramos a
construir. Sin embargo para quienes ostentan un cargo de representación les es
exigible una explicación fundada y motivada en su propio plan programático
presentado en las pasadas elecciones.
El
Pacto debe tener también un proceso de divulgación que permita que todos los
ciudadanos conozcan las motivaciones (aun cuando muchas de ellas sean
evidentes), el procedimiento que para su cumplimiento se ha establecido, los
razonamientos políticos que llevaron a los tres partidos mayoritarios a
firmarlo, y por supuesto su contenido y los alcances del mismo.
Debe
existir un proceso no sólo réplica de dicho acuerdo, sino de socialización.
Para decirlo en términos coloquiales, debe bajarse a la ciudadanía. A través de
foros, de cápsulas informativas y otros medios, es necesario que no sólo la
clase política, los analistas, medios o demás actores públicos tengan acceso a
su discusión, sino la sociedad en su conjunto misma.
Todo
lo anterior, por supuesto, a la par que avanza éste. A todos nos ha
impresionado la eficacia de los acuerdos para darle respuesta a la propuesta de
Reforma Educativa presentada por el Presidente Enrique Peña Nieto, que con
mínimas reformas ha tenido un recorrido legislativo único en los tiempos de la
alternancia.
Es
notorio cómo otros desencuentros en las Cámaras no han afectado la posición de
darle viabilidad a tales acuerdos. Esto nos da una muestra clara de que nos
estamos adaptando a la democracia con pluralidad.
En
Podemos Cambiar, vemos estos fenómenos como parte de un proceso de adaptación a
un sistema democrático que nunca habíamos vivido en la historia de México.
Sobre el punto participaremos próximamente.
*Publicado en La Jornada Aguascalientes,
en su edición del 23 de diciembre de 2012.
http://www.lja.mx/2012/12/podemos-cambiar-el-pacto-sus-resultados-y-el-entusiasmo/
http://www.lja.mx/2012/12/podemos-cambiar-el-pacto-sus-resultados-y-el-entusiasmo/
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