sábado, 11 de febrero de 2017

Política.

Por: Carlos Eduardo Torres Muñoz


El pasado 2 de diciembre la clase política mexicana –con sus notorias ausencias-, se sentó a la mesa para dar a conocer públicamente un acuerdo que se había venido trabajando semanas atrás, el acuerdo consistía en ponerse de acuerdo, y valga la redundancia para resaltar la importancia que esto tiene.

En nuestro país tenemos décadas hablando de lo necesario, y si acaso, cuando las circunstancias no dan para otra salida, resolvemos lo urgente. Hemos llegado a este punto: todo es urgente. La educación, el respeto a los derechos humanos, una política social integral y visionaria,  mejorar la capacidad recaudatoria del Estado y el uso transparente de los recursos públicos, democratizar la relación entre los Poderes de la Unión y los distintos órdenes de gobierno.

Todos estos temas han avanzado si acaso marginalmente con reformas que más bien parecen sólo remiendos legales, que no reformas. Cuando no había una tajante oposición a las propuestas del PRI-Gobierno sin mayoría (1997-2000),  existían posturas de adaptación a un sistema que desconocíamos llamado alternancia y pluralidad (2000-2006),  y finalmente hubo una oposición herida e irreconciliable, infructuosa para lograr por sí misma reformas, pero suficiente para detener las propuestas por el Ejecutivo (2006-2012).

Esta vez las circunstancias se dieron: el PRI regresaba al ejercicio del gobierno, y sus legisladores con ello reafirmaron la brújula de la unidad y sintonía que habían venido ensayando desde el sexenio pasado; el PAN aprendía de la experiencia de haberse encontrado del otro lado de la mesa y lo hacía de manera responsable al no tomar revancha y buscar que algo de su legado como gobierno permanezca; y en el PRD existe una dirigencia más proclive a los acuerdos que cualquier otra de sus corrientes internas. Las condiciones estaban dadas,  el oficio político que regresaba a los Pinos supo leerlas y aprovecharlas.
El Pacto por México y su contenido han sido materia de la atención de los medios de comunicación y de numerosas mesas de debate públicas, incluidas las Cámaras del Congreso, en las últimas tres semanas. Existe entusiasmo, esperanza, pero también incredibilidad, duda, y por supuesto, oposiciones, o cuando menos anotaciones al margen respecto las reformas propuestas.

La oposición más clara ha sido la del líder de MORENA, Andrés Manuel López Obrador, quien frente a la recién presentada Reforma Educativa, ha tenido que guardarse sus comentarios ante el  riesgo de parecer coincidir con Elba Esther Gordillo.

Podemos Cambiar, se inserta más bien en el ánimo del entusiasmo, de la esperanza y del reconocimiento del ejercicio de la concertación como un método que tiene sus bases en la democracia y la pluralidad que con ella puede es deseable que resulte. Coincidimos en los puntos e incluso en el calendario que se ha propuesto para ello. Con algunas anotaciones que en este espacio haremos saber, el Pacto es un buen punto de partida.

Consideramos como válida la oposición y la duda frente al Pacto, siempre y cuando los argumentos sean legítimos. No estar de acuerdo es una libertad inherente al sistema democrático y de pleno respeto al Estado de Derecho que aspiramos a construir. Sin embargo para quienes ostentan un cargo de representación les es exigible una explicación fundada y motivada en su propio plan programático presentado en las pasadas elecciones.

El Pacto debe tener también un proceso de divulgación que permita que todos los ciudadanos conozcan las motivaciones (aun cuando muchas de ellas sean evidentes), el procedimiento que para su cumplimiento se ha establecido, los razonamientos políticos que llevaron a los tres partidos mayoritarios a firmarlo, y por supuesto su contenido y los alcances del mismo.

Debe existir un proceso no sólo réplica de dicho acuerdo, sino de socialización. Para decirlo en términos coloquiales, debe bajarse a la ciudadanía. A través de foros, de cápsulas informativas y otros medios, es necesario que no sólo la clase política, los analistas, medios o demás actores públicos tengan acceso a su discusión, sino la sociedad en su conjunto misma.

Todo lo anterior, por supuesto, a la par que avanza éste. A todos nos ha impresionado la eficacia de los acuerdos para darle respuesta a la propuesta de Reforma Educativa presentada por el Presidente Enrique Peña Nieto, que con mínimas reformas ha tenido un recorrido legislativo único en los tiempos de la alternancia.

Es notorio cómo otros desencuentros en las Cámaras no han afectado la posición de darle viabilidad a tales acuerdos. Esto nos da una muestra clara de que nos estamos adaptando a la democracia con pluralidad.

En Podemos Cambiar, vemos estos fenómenos como parte de un proceso de adaptación a un sistema democrático que nunca habíamos vivido en la historia de México. Sobre el punto participaremos próximamente.


*Publicado en La Jornada Aguascalientes, en su edición del 23 de diciembre de 2012.
http://www.lja.mx/2012/12/podemos-cambiar-el-pacto-sus-resultados-y-el-entusiasmo/

No hay comentarios:

Publicar un comentario