sábado, 11 de febrero de 2017

Igualdad-Derechos Humanos.

#LoveIsLove

Por Carlos E. Torres Muñoz

Fecha: 


Con toda solidaridad para con nosotros mismos: la humanidad
Si usted usa la etiqueta (hashtag) #LoveIsLove en Twitter, automáticamente le aparecerá un corazón multicolor, símbolo de la lucha contra la homofobia, y manifestación a favor de la igualdad jurídica y social de la comunidad LGBTTI (Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Travesti, Transgénero e Intersexual).
El pasado domingo nos despertamos (otra vez),  con la brutalidad como compañera que se incrustó a nuestra humanidad mientras dormíamos. Un terrorista atentó contra los asistentes a un bar gay en Orlando Florida, matando a cincuenta e hiriendo a un número superior a ése.
Como bien lo manifestó Alejandro Hope (@AHope71), la masacre es un escenario de cuatro dimensiones, pues si bien ISIS se adjudicó el atentado, es también una consecuencia más de la pésima legislación en materia de armas que norma al vecino norte; en tanto las víctimas eran homosexuales y latinos.
El fundamentalismo religioso de ISIS en el mundo ha vuelto a causarnos un sentimiento de repudio, frustración y terror. Lamentablemente la idea discriminatoria no es exclusiva de su organización, y parece tener “camaradas”, que en pleno siglo XXI coinciden con el fondo de tan aberrante manifestación de contra-humanidad.
En México, la jerarquía católica atribuye la derrota del partido en el poder a la iniciativa más trascendente en materia de derechos humanos que se ha hecho en el sexenio: reconocer la igualdad jurídica en materia de derechos civiles sin importar definición sexual, y ha logrado persuadir de ello a los legisladores de este partido de oponerse a ella (¡Cuánta falta hace tomarse en serio lo dicho por Beltrones con tono autocrítico!).
Pero el polo “progresista” del país no está tan lejos de ella en este sentido. López Obrador, principal actor político de esa corriente ideológica en México, ha dicho que ese tema “no es tan importante”. La izquierda no cerró filas en torno a una iniciativa que históricamente le pertenecería defender, el proceso electoral se los impidió. Pero la derecha entendió el mensaje y actuó en consecuencia: en Aguascalientes, con uno de los líderes religiosos más retrógradas del país, el Obispo José María de la Torre, la iglesia católica lo hizo tan bien, que el gobernador electo de esa entidad Martín Orozco, exclamó con cinismo religioso: “fue un regalito del cielo” (refiriéndose a la iniciativa), y atribuyó en parte a ello su triunfo. Debería darle vergüenza que una posición discriminatoria sea una causa de su victoria.
Como también lo dijo Manuel Ramírez (@Gellert_G) “Una persona con un arma acabó con la vida de 50. Una institución sigue ‘envenenando’ a miles de personas más”, citando lo dicho por la Arquidiócesis Primada de México, en su editorial del 24 de abril del presente año, en la que califica como “falsos derechos”, a la igualdad jurídica de dichas personas.
La Iglesia no ha hecho de su principal causa de lucha ninguna de los tres problemas que más nos golpean en México: corrupción, desigualdad y violación a los derechos humanos; no, al contrario ha retornado a su lógica de “cruzada”, contra la tolerancia y la igualdad jurídica. No se ha pronunciado nunca con tal “valentía” (más valentonada diría yo), contra los actos de corrupción, contra la pederastia o la aberrante desigualdad que produce violencia y marginación, no. La Iglesia tiene bien identificada a su enemiga, desde la edad media: la libertad, y los valores que pudieran proceder de ella.
Lo han escrito también Denise Dresser: la Iglesia católica practica la homofobia “light”, y sus posiciones hacen preguntarnos ¿Cuál es la diferencia entre la postura de la Iglesia católica en México sobre los gays y el atacante en Orlando? (@DeniseDresserG); y el Director de este medio: La masacre de Orlando, Florida; demuestra cuán cercanos están la Iglesia católica e ISIS.
El radicalismo conservador siempre se ha expresado contra los derechos humanos, tanto como el totalitarismo, sea cual sea su tendencia ideológica. Es deber de cualquier ciudadano de nuestros tiempos, identificar los problemas del mundo en su contexto y actuar en consecuencia, con tolerancia y respeto, nunca sucumbir a la lógica de los que sin argumentos, recurren a los peores instrumentos: la violencia y la ofensa.
Finalmente, exigir justicia y respeto, así como condenar estos actos y el discurso de odio, no es un tema de una comunidad, el derecho a la vida y la libertad, son derechos universales, que nos deberían caracterizar en el concepto de seres humanos. ■
@CarlosETorres_
Este artículo apareció en La Jornada Zacatecas, en su versión impresa del 15 de junio de 2016.

No hay comentarios:

Publicar un comentario