sábado, 11 de febrero de 2017

Política-Local.

Los derrotados en 2010.*
Por: Carlos Eduardo Torres Muñoz.

La victoria está hecha de cesiones.
José Marti

Alianzas contra-natura ideológica, candidatos “prestados”, incongruencias históricas, entre otras han sido las características que nos han presentado los partidos políticos en este pasado proceso. Las posiciones que recién se han definido el domingo 4 de julio solo han esclarecido que el sistema político mexicano se encamina al triunfo ciudadano sobre el de las organizaciones políticas. Los casos que ejemplifican lo anterior sobraron: Las Alianzas electoreras conformadas por la que se ha vuelto una izquierda cobarde, y una derecha atemorizada triunfaron virtualmente en tres de las elecciones en las que participaron, en Zacatecas, el triunfo abismal de Miguel Alonso, hasta hace poco más de un año perredista, le significó una derrota irreparable al sol azteca; en Sinaloa el PRI pierde ante un priísta que prestó a la alianza opositora; Acción Nacional pierde un bastión empresarial muy importante en el centro del país, Aguascalientes, con la ayuda de su propio gobernador.

Todo lo anterior sólo deja claro que los mexicanos cada día confiamos menos en esas instituciones que nuestra Constitución Política Federal nomina como “entidades de interés público”, mismas cuya vida interna y externa a los ciudadanos cada día les interesan menos. Los partidos políticos (todos) pierden: El PAN pierde Aguascalientes, y demuestra su incapacidad política –aún siendo el partido oficial en gobierno federal- para ganar por sí solo elecciones; el PRI pierde tres bastiones importantes en su proyecto de país para el 2012, tal como lo es Oaxaca, y el PRD pierde su base histórica en Zacatecas, consecuencia de un actuar soberbio y contradictoriamente “oficialista”.

Pero no sólo los partidos políticos han sido derrotados por la volcada ciudadana del pasado domingo, también han sido derrotados los gobiernos: de las doce entidades que se batieron en proceso electoral este cuatro de julio, solo en Chihuahua y Tamaulipas los candidatos oficiales obtuvieron un respaldo ciudadano “arrasador”, dejando fuera los casos de Veracruz, Quintana Roo (donde la competencia equitativa, luego de los tropiezos que su candidato le hizo tener al PRD se hizo imposible), Hidalgo y Durango (estos dos últimos casos aún son materia de debate, aunque seguramente todo terminará como está ahora). En Zacatecas el rechazo al candidato amalista (así “amalista” pues fue este el factor que más le pesó), se hizo evidente al no lograr siquiera acercársele a su oponente tricolor.

En definitiva, para el año que viene y aún para el 2012, los partidos políticos no representan mayor ventaja que aquélla de las estructuras políticas y económicas que pudieran representar unos frente a otros, pero sí de hablar de proyectos político-programáticos se trata dichos institutos no tienen nada que ofrecer, y eso está por verse en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, donde las Alianzas triunfadoras no se distinguirán sino en ser esperanzas frustradas en la naturaleza de las mismas: ganar elecciones.

Como reflexión final para aquellos que se rasgan las vestiduras en proponerle al electorado que recuerde los setenta años de la administración priísta en el país, dos cosas: la primera ¿Qué autoridad moral tiene el PRD para recordarle al PRI sus setenta años si en ellos estuvo nada más y nada menos que el “Tata Lázaro”, de cuya ideología se han colgado? ¿Con qué cara lo hace el PAN si dentro de esas siete décadas al frente del país se gobernaron doce años con el modelo que actualmente mantiene y defiende? Y segundo Lo que ellos nos proponen es algo risible: que tengamos amnesia temporal, que recordemos lo que sucedió hace ya diez años, pero que olvidemos lo que ha pasado recientemente y lo que pasa ahora. Lástima, el pueblo decidió no olvidar nada, y cobró facturas, en hora buena, ojalá las siga cobrando.

*Artículo publicado en la edición del día lunes 12 de julio del 2010, en el Periódico NTR.

No hay comentarios:

Publicar un comentario