Notas del después de una elección.
Por: Carlos Eduardo Torres Muñoz*.
En Zacatecas, como en otras trece entidades del país, la ciudadanía en
bloque, nos permitimos ir a las urnas para tomar decisiones que parecen firmes
(la mayoría de ellas), y donde la competencia electoral fue el ingrediente más
evidente. Es importante que luego del episodio, reflexionemos sobre lo que ha
significado el ejercicio democrático (sí, por lo pronto, ésa es la democracia),
que acabamos de superar y que sirvan también de base para vislumbrar qué sigue,
y hacia dónde dirigirnos.
1. Úrgenos la dignificación de
la vida pública. El proceso electoral no nos nutrió del todo de información
valiosa, sino de muchos elementos para la confusión, para el enfrentamiento y
la polarización. Permitimos propios y extraños que la dualidad “buenos contra
malos”, se instalara en el centro de nuestros debates; faltaron argumentos y
sobraron suposiciones. Nos urge retornar por los caminos de las ideas, de la
seriedad y del misticismo para la política, legitimar los medios, y no
deslegitimar el fin con ellos.
2. Esta democracia no. La
democracia sufre cada vez más adjetivos y subtipos. Los teóricos de ella la
tienen tan adornada a esta palabra que ya no sabemos dónde quedó la esencia de
la misma. Cualquiera que sea el tipo que hemos vivido el domingo, estoy seguro
que ni a los actores políticos, ni a los agentes cívicos, ni a los ciudadanos,
nos tiene satisfechos. Reformas que van y vienen sólo nos llevan a intentar
distintas dinámicas cada elección, lo que tampoco nos permite culminar con
éxito y práctica el llamado período de transición, pues una de las
características de la culminación de ésta es culminar con el proceso de debate
y elaboración de las reglas, para dejar más o menos claro cómo es que jugaremos
ese juego.
3. Apenas comienza. En la escasa
formación cívica que tenemos, acostumbramos a suponer que la mayor obligación y
el principal ejercicio de participación en la vida política, son el voto que
depositamos el pasado domingo. Esto no solo es falso, nos lleva a toparnos con
realidades desagradables cuando regresamos a la urna, por descuido de nuestro
papel de ciudadanos permanentes. Más que sujetos pasivos de la democracia en la
que solo nos permitimos la elección de quién tomará las decisiones que tendrán
que ver con lo público (lo que es de nadie, pero es de todos), nos urge
entender que, es el momento de convertirnos en agentes (utilizando el término
de Amartya Sen), permanentes: que vigilen, que cuestionen, que exijan, que se
involucren, que participen, que se informen, que investiguen, que se
corresponsabilicen.
4. Pluralidad, más allá de los
partidos. Zacatecas confirmó lo que el 2015 trajo como novedad a la arena
electoral del país, ha dejado de existir el relativo equilibrio entre tres
grandes fuerzas políticas, que trajo la post-transición democrática, hoy
encontramos más expresiones que las tradicionales y la pluralidad se ha vuelto
una constante, incluso al interior de los partidos políticos, y sobrepasándolos
no pocas veces.
5. Gobernabilidad, primer paso.
El resultado de la elección refleja que la pluralidad deberá sostener intensos
diálogos con el fin de lograr los acuerdos requeridos para que ésta sea
característica bondadosa y no obstáculo malintencionado. Las instituciones
políticas y las instituciones de gobierno deben partir de la lógica del respeto
a sus diferencias, pero con el compromiso de encontrar coincidencias y partir
hacia un sano equilibrio democrático que permita fortalecer a nuestra
democracia.
6. Gobernanza, el objetivo. No
basta ya el paradigma tradicional que suponía que la gobernabilidad bastaba
para hacer de un gobierno eficaz. Hoy cobra cada día más sentido el concepto
amplio de la gobernanza, un esquema de participación política-institucional y
social-civil que permita el desarrollo conjunto, incluyente y sostenido, a
través de la coparticipación del Gobierno, los partidos, y las instituciones
que forman al Estado con la sociedad y sus sectores sociales y privados,
partiendo de la corresponsabilidad necesaria para lograr los objetivos comunes,
en los que la voz de la sociedad civil tenga cada día más peso y más intervención
en la toma de las decisiones.
En grandes rasgos, éstas son las notas que hemos podido elaborar a partir
del análisis inmediato de los resultados del pasado domingo 5 de junio.
Zacatecas requiere ahora de todos, visión y madurez política, civilidad social
y sobre todo, compromiso con los retos que habremos de identificar en un
diálogo plural, público e incluyente.
@CarlosETorres_
Miembro de Impacto Legislativo.
Publicado en La Jornada Zacatecas.
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