sábado, 11 de febrero de 2017

Democracia.

La democracia mexicana: una casa sin cimientos*.
Carlos E. Torres Muñoz.

Desde Rosseau, pasando por Toqueville, hasta Bobbio, Ferrajoli, Bovero y en México Córdova Vianello, Salazar Ugarte y otros muchos más, la convicción de que la democracia como sistema de reglas para designar legítimas representaciones funciona solo si se encuentra sobre una base de garantías sociales efectivas ha sido una conclusión realista que se ha plasmado en distintos análisis y consideraciones de los mismos, y sin embargo, cada que hablamos de la democracia mexicana, del proceso de transición o simplemente de cada elección y el aprovechamiento de las necesidades y carencias de la ciudadanía, parecemos obviarlo.
En México, los impulsores y actores involucrados en el proceso de transición, trataron de promover un modelo democrático semejante al de las naciones europeas y angloamericanas desarrolladas, partiendo de la idea de que un conjunto de libertades civiles bastaba para que la democracia floreciera sin mayores complicaciones que las propias de la adecuación de la sociedad a una realidad jurídica e institucional.

Obviaron lo que ya había anotado Rosseau siglos atrás cuando apuntó un requerimiento básico para la igualdad: que nadie fuera tan rico para poder comprar a otro, ni nadie tan pobre para tener necesidad de venderse aunado esto a la anotación de Toqueville sobre el éxito de la democracia Estados Unidos, en que consideraba que  el ingrediente inherente a dicha consolidación era la relativa igualdad entre los ciudadanos de aquella nación.

En nuestro país los esfuerzos que dieron contenido a las reformas institucionales, cuyo conjunto hemos llamado la etapa de transición, fueron dirigidos y programados por una clase media, resultado inmediato de la etapa de desarrollo económico post-revolucionario: universitarios, académicos y empresarios.

No fue menor la participación de campesinos, obreros, pequeños propietarios y luchadores sociales en general, sin embargo, aunque sus luchas contribuyeron a la urgencia con la que el Estado mexicano y su clase gobernante vio la necesidad de válvulas de escape e institucionalización de los mecanismos de participación política, en todo el proceso de transformación política los derechos sociales no fueron la meta fundamental, sino los derechos políticos y de libertad.

El inmediato resultado fue una sociedad que ganaba día con día más derechos civiles y políticos, sin que su realidad económica y social tuviera impactos sobresalientes, al contrario, viéndose testigo de crisis económicas consecutivas. Se nos olvidó que para que la casa se sostenga, antes hay que construir cimientos. No enfocamos todo nuestro esfuerzo en la meta de una sociedad más justa, igualitaria, culta, con niveles dignos de bienestar, sino en un país con reglas electorales confiables para todos los participantes en la dinámica política. 

No es que estén peleados unos derechos con los otros, sino que es claro que los derechos sociales son complementarios de las libertades, y que sin los primeros, los segundos se vuelven un conjunto de reglas inoperantes, teóricas sin sustento colectivo, sino apenas de una minoría que alcanza a disfrutar a plenitud de todos sus derechos políticos, dado que tiene los sociales cubiertos.

Es lo que Ferrajoli llama Democracia Sustancial, Bovero precondiciones de la democracia y Bobbio condiciones de la democracia.  Para el primero, no puede haber una democracia en sustancia, sino solo adjetiva, es decir de reglas, en tanto los ciudadanos no posean los derechos sociales garantizados, que les permitan ejercer a plenitud sus libertades civiles y políticas; cuando ambos elementos están supuestos ya, estamos frente a una verdadera y efectiva democracia que permite a todos participar en igualdad de condiciones en la competencia por el poder.

Para Bovero, no se puede hablar de democracia sí antes no se tienen garantizados y cumplidos derechos como alimentación, educación, salud, ingreso, vivienda entre otros.

Finalmente, para Bobbio, sin los derechos sociales que permiten la supervivencia, no se puede hablar de democracia, es decir, para poder articular un sistema democrático, con las propias seis condiciones que él enuncia, es necesario antes estos supuestos básicos (de ahí que Bovero las llame “pre-condiciones”, antes de las condiciones).

Por lo demás, la realidad de cada elección o proceso participativo en México nos dice mucho más que la teoría misma: en una sociedad desigual, con altos niveles de marginación y necesidades básicas irresueltas, los procedimientos de participación colectiva o el proceso democrático en general, no solo es un asunto secundario, sino trivial, al enfrentarse todos los días a retos urgentes de supervivencia.

Córdova Vianello llama a esta ausencia de cimientos la falla de origen de las transiciones a la democracia en América Latina.
Volvimos ignorar la historia, el fracaso del intento democrático maderista, mucho tuvo que ver en la realidad de pobreza, marginación e imperante necesidad de la sociedad que esperó de la democracia resultados tangentes de sus urgentes problemáticas.

Hoy, luego de décadas de atribuirle a la democracia propiedades curativas para todos los males del país, corremos el riesgo del hartazgo de una medicina que solo puede hacer efectos en un cuerpo alimentado.

Hay quiénes, diciéndose continuamente defensores de las personas con más alto nivel de marginación, les exigen conciencia, esfuerzo y compromiso para la causa democrática, ofreciéndoles un futuro que ya no pueden esperar. Debemos redirigir nuestras fuerzas para los actores en el reparto de dádivas: hay que cuidar a los que abusan de la esperanza y condiciones apremiantes de la gente, reclamar y juzgarlos; no a quiénes, con justa razón, tienen enfocada su preocupación en alimentarse hoy, no en votar mañana, ni en los resultados posteriores de una elección. Decía mi abuela: el hambre no tiene esperanza, tiene urgencia. 



Twitter: @CarlosETorres_

*Este artículo fue publicado por La Jornada Zacatecas el  29 de abril de 2015.

http://ljz.mx/2015/04/29/la-democracia-mexicana-una-casa-sin-cimientos/?doing_wp_cron=1432510999.5113759040832519531250

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