sábado, 11 de febrero de 2017

Análisis/Historia.

Colosio a quince años.*
Por. Carlos Eduardo Torres Muñoz.

"Veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales".
Luis Donaldo Colosio, 6 de marzo de 1994.

Estoy comenzando a leer el libro “México acribillado”, de Francisco Martín Moreno. El libro, recomendable ampliamente, versa sobre el asesinato de Obregón en 1928, y la trama de la verdad que aconteció a éste. La historia de México, dice que simple y llanamente un fanático religioso lo mató por ser uno de los enemigos más férreos de la Iglesia Católica. Martín Moreno, a casi ochenta años del acontecimiento, hace saber la verdad… Obregón fue acribillado por seis armas de fuego y con un número de perforaciones superior a las quince. El autor revela como le ha causado dificultad encontrar partes de la verdad. Los involucrados, entre los que se encuentran altos mandos eclesiásticos y gubernamentales de la época parecen haberse comido las huellas de su delito. Recomiendo su compra y lectura, es literatura que vale realmente, al igual que otras de sus obras.

Justo en la lectura de tal obra, he llegado a la razón de que justamente este año, se cumplen quince años del asesinato del que fuera candidato a la presidencia de la República por el Partido Revolucionario Institucional en 1994: El sonorense (Al igual que Álvaro Obregón), Luis Donaldo Colosio Murrieta. Sucedió justamente al término de un acto de campaña en Tijuana Baja California el 23 de marzo de 1994. Tan sólo unos días antes había pronunciado el discurso del que rescato las frases que aún hacen resonancia en miles de mexicanos. Luis Donaldo, veía, efectivamente los estragos de un sistema en decadencia. Era testigo de cómo el aparato estatal luego de más de una mitad de siglo, ya no era solo ineficiente, sino que padecía de corrupción, apatía, desgaste y desinterés real en el desarrollo del país.

Colosio, era un cuadro diferente en el PRI. Popular. Amable. Carismático. Según fuentes de sus biógrafos disentía de la política neoliberal implementada por Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari. Hasta el momento en mis búsquedas sobre el pasado reciente, no he encontrado ninguna declaración de corrupción, nepotismo o de despotismo contra su persona. Si acaso, negaciones de sus capacidades.

Las teorías sobre su muerte son muchas. De hecho demasiadas. El hecho es que al no contar con una verdad creíble, el pueblo mexicano ha especulado, al igual que lo hizo en su momento con otras figuras. Lo cierto es que yo recuerdo vagamente que en mi familia se tenía esperanzas respecto a este hombre. Veían en él a alguien diferente. De hecho, el pueblo, la gente común, así lo veía. Creían en él, algo ya inusual en el estado de cosas que vivía en ese entonces el sector político, y sobre todo el PRI.

La verdad es que Colosio tenía difíciles las cosas aún con su calidez y simpatía. En ese 1994, competía por segunda ocasión el defraudado Cuauhtémoc Cárdenas. Aquellos que habían visto sus esperanzas representadas en el Ingeniero Cárdenas, y creían en el fraude, veían en ésta la oportunidad de la revancha. Precisamente una de las teorías dice que si Colosio no hubiera muerto, tal vez el PRI hubiera perdido entonces la Presidencia de la República en batalla frontal contra el recién inaugurado PRD. Comprobado esta que en países como México, el voto de condolencia deja mucho. Los mexicanos solemos por instinto sentir pena por quiénes han perdido a alguien, y ha hacer “buenos” a todos los muertos.

El problema, grave problema, es que todos nos hemos quedado con la duda: ¿Y si no lo hubieran matado? ¿Y si hubiera ganado? ¿Habría cambiado a México realmente? Al igual que con Madero, nos hemos quedado con un mal sabor de boca. Nos hemos quedado con las ganas de más. De saber más.

Algunos politólogos aseguran que Colosio hubiera fracasado en su intento de cambiar el rumbo del país, aún si es que eran ciertas sus intenciones de hacerlo. Se hubiera encontrado en los mismos problemas que Zedillo: Crisis financiera y el desmoronamiento de un sistema en franca agonía.

Aún a quince años de su muerte, la “verdad” que nos muestran sigue siendo increíble. Ni siquiera su familia cree en la teoría de un asesino exclusivo, sin cómplices, ¿Un solo asesino? La verdad es que tal teoría es risible. Un hombre custodiado por los mismos hombres que cuidaban y cuidan al Jefe del Estado mexicano, esto es, al Presidente de la República. ¿Tan poco confiable es el Estado Mayor Presidencial, al que le confiamos nada más y nada menos que a nuestros dirigentes? Y si fuera así ¿Acaso no habías más gente que despreciaba a Salinas? ¿Por qué de él no sabemos siquiera de un rasguño? Lamentablemente solo esa “verdad”, existe para la historia oficial. Como en el caso de Álvaro Obregón.

¿Tendrán que pasar también ochenta años para que conozcamos la verdad? ¿El México post-revolucionario de 1928 y el México “moderno” de 2009, son iguales? ¿Ni siquiera en eso hemos evolucionado a más de ochenta años de diferencia?

Carezco de elementos para afirmar si Luis Donaldo hubiera sido un buen presidente. Es más ni siquiera puedo afirmar que era un buen hombre. Andrés Manuel López Obrador en su libro “La mafia nos robó la presidencia”, habla brevemente, pero bien de él. El asunto de esta reflexión no es ese. Mi asunto es que me llena de temor pensar que no existe aún en nuestros días ni siquiera la mínima certeza jurídica y judicial para la resolución de un caso de tales magnitudes ¿Y así quieren que creamos que la avioneta donde iba Mouriño simplemente se cayó?

A quince años de que perdiera la vida, solo puedo decir que este hombre, como todas las mujeres y hombres en el mundo, tienen derecho primero a intentar, y sobre todo a soñar, porque, Luis Donaldo, tus sueños debieron morir no en el viento, como las palabras, sino en la realidad, donde a menudo se mueren los sueños, algunos porque dejan de serlo… otros porque simplemente son imposibles de sobrevivir a la realidad.

*Con dedicación al Profesor Antonio Ríos Gómez. Maestro y amigo.
Este artículo fue publicado además por el blog universitario del periódico "El Universal" (http://blogs.eluniversal.com.mx/weblogs_detalle6800.html)


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