¿Y si dejáramos de ver al norte?*
Por: Carlos Eduardo Torres Muñoz.
"La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres,
sino inexorable decreto del destino" Simón Bolívar.
Durante las últimas décadas (una vez terminada
la Segunda Guerra Mundial, y hecha la pseudo-clasificación de países de primer,
segundo y tercer mundo) en México hemos escuchado repetidas ocasiones, lo
“cerca” que estamos de convertirnos en potencia mundial. Gobiernos priístas, y
panistas van y vienen y la promesa sigue ahí, estancada. El salto para dejar de
ser un país en vía de desarrollo y convertirnos en uno desarrollado es
comparable con las múltiples promesas de progreso y estabilidad: su destino
común ha sido el fracaso, y su temporalidad desciende en el calendario
histórico hasta más allá de López Portillo, pasando claro por Salinas, quién
hizo creer a un cúmulo importante de mexicanos que por estar en el barrio de
los ricos, seríamos más que sus empleados.
En la actual crisis, como nunca, se ha
demostrado en materia de proyectos de país, cuales funcionan y cuáles no. En
América Latina en particular los polos opuestos han dado sendas muestras de
eficacia o ineficacia. Por un lado se encuentran los países del sur, con
gobiernos progresistas (Venezuela, Argentina, Chile, Brasil, Bolivia, etc.) y
por el otro los del norte con gobiernos francamente identificados con las
políticas de Washington (México y Colombia, cada día más solos).
En esta coyuntura de cisma económico, donde
políticas implementadas e impuestas cada día muestran más su fracaso, y
aquellas que tuvieron que luchar por su supervivencia y que incluso fueron
perseguidas y claramente golpeadas, muestran sus resultados positivos, México
ha perdido los primeros lugares en la región, en materia política, económica e
incluso social, principalmente frente al gigante brasileño y su gobierno
progresista encabezado por el carismático Lula Da Silva.
México era hasta hace unos años el líder
natural del conglomerado latinoamericano de naciones. Hoy ese papel lo ha
tomado Brasil. Una de las muestras más claras fue el papel que ambos países
jugaron en la reciente crisis política de Honduras: mientras que México fue casi
solo un espectador, Brasil tomó la batuta y dirigió su política diplomática
desbancando a las autoridades mexicanas de la bandera de la causa. Europa, y
Asia han volcado su atención política en el gigante verde, que es ahora el
interlocutor más propicio para el diálogo con los países del sur del río bravo.
México, en cambio, luego de las torpes posiciones tomadas por Bush y Fox, es
cada día menos un intermediario al cual se le preste atención en el
subcontinente.
En materia económica los índices son claros:
De acuerdo incluso con el neoliberal Fondo Monetario Internacional (FMI) México
decrecería en 2009 7.3 %, mientras que Brasil sólo un .7%, algunos otros
pronostican para el gigante brasileiro un crecimiento incluso hasta el 1% (De
acuerdo con fuentes de la Secretaría de Economía del Gobierno brasileño). En el
ranking mundial de competitividad elaborado por el Foro Económico Mundial (WEF)
México se situó en el lugar 60, mientras los brasileños avanzaron ocho lugares
respecto al índice anterior posesionándose en el puesto 54: primer lugar de
Latinoamérica. Resultado de lo anterior, recientemente el G20 decidió ceder el
5% de su votación en el FMI a Rusia, India, China y Brasil, el ya conocido como
BRIC.
En cuanto a materia social, nos hemos quedado
nuevamente atrás, y no sólo frente a Brasil, sino también frente a otros países
hermanos del sur, como lo es Bolivia, que en este año logró erradicar el
analfabetismo de su nación, de acuerdo con un certificado expedido por la
UNESCO. Anteriormente esto ya lo habían logrado Cuba, y Venezuela.
Mientras que Brasil se la jugó y ganó la sede
para los juegos olímpicos del 2016, a México se le ve lejos de una posibilidad
semejante.
Teorías económicas pronostican que para el
2050 Brasil, junto a sus compañeros del ya mencionado BRIC (China, Rusia e
India) podrían convertirse en las economías dominantes a nivel mundial. Cada
día más estas teorías abandonan la idea que México represente tal posibilidad.
A pesar de dichos resultados evidentes, en
México seguimos el mismo sendero que nos ha llevado al retraso: Brasil
fortalece su industria energética asegurando su nacionalidad; en México no se
escatiman esfuerzos por golpearla y entregarla a manos extranjeras; los
brasileños le apuestan al acuerdo político integral, los mexicanos buscamos la
desaparición de los rivales a través de campañas cada vez más agresivas y
ofensivas; Brasil ha decidido formular su política con un fin integrador de su
sociedad, de exterminar la discriminación y la desigualdad; en México
fomentamos políticas económicas, y sociales –tales como el aumento a los
impuestos- que acrecentarán la brecha entre ricos y pobres, desapareciendo a la
ya disminuida clase media…
Entre muchos etcéteras, solo resta decir que
en Brasil, Bolivia, Venezuela, Cuba, Argentina y Chile, gobierna la
izquierda….en México vamos por cinco sexenios (Treinta años) de gobiernos de
derecha….
Publicado en el diario "La jornada Zacatecas", el día martes 15
de Diciembre de 2009.
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