Un Gran Acuerdo por Zacatecas: lo merecemos y
lo necesitaremos.
Por: Carlos Eduardo
Torres Muñoz
Conforme los datos
respecto al impacto del covid-19 van surgiendo, los escenarios de recuperación
se vuelven más complejos. Esta situación aplica tanto al ámbito internacional,
como al nacional y al subnacional. No habíamos enfrentado nunca una situación como
ésta, en las causas de nuestro subdesarrollo histórico, que son nuestro
precario desarrollo institucional y la voraz desigualdad social, obstaculizaran
una respuesta tan integral como la requiere el desafío que significa la
pandemia en un mundo tan globalizado e interdependiente como el nuestro.
Y
es justo por lo anterior, porque con la pobre calidad institucional de nuestro
Estado y la aberrante desigualdad en todos los ámbitos de nuestra sociedad, son
ya muros suficientes para cualquier intento de salir de la crisis presente y
por venir, que la política, no puede convertirse en otro impedimento más, por
la falta de miras, la pequeñez de sus agentes o la mezquindad. Más allá de la
ingenuidad, ésta se presenta como la gran oportunidad para dotar de otra
narrativa a nuestra vida pública: la del consenso que pone por encima de los
legítimos intereses personales, de grupo o de visión, el sentido común. Porque
es de sentido común que un proceso electoral en medio de una severa crisis de
salud, económica, social e incluso de temor e incertidumbre, podría derivar en
una crisis política sin antecedentes en nuestra historia política reciente.
Nadie lo merece, pero más allá, nadie podrá superarlo sin perder valiosísimo
tiempo que hoy debemos dedicar a retomar nuestro tránsito al desarrollo. Y es
que, independientemente del proyecto, propuesta o alternativa que presenten los
próximos candidatos a gobernador, alcaldes y legisladores, hay bases
indispensables que todos requerirán para empujar su programa: estabilidad social,
eficacia de las instituciones, condiciones para pactar en lo político, pero
también para acordar con los sectores: empresarios, sindicatos, productores en
el campo, comercializadores, y el largo etcétera que ellos reconocen mejor que
un servidor.
No
es que se trate de dejar la confrontación política necesaria que propicie el
ejercicio deliberativo de todo proceso democrático, sin embargo, el riesgo de
que la elección del próximo año produzca una confrontación que impida
posteriormente la gobernabilidad, civilidad y madurez política, que genere
condiciones para la gobernanza, es alto en un contexto de polarización, crisis
y desesperación social. Por ello, aunque a algunos los alimenta la lógica
sectaria que entorpece aún sus propias estrategias electorales, los líderes de
los proyectos que buscan convencer a los ciudadanos, deben estar por sobre esa
visión emocional y primitiva de la política, sí es que no quieren tropezarse
con los obstáculos que una división sin propuestas les ocasionará, sí acaso se
convierten en representantes populares.
Zacatecas
no puede ver entorpecido su anhelo y más aún, su urgente necesidad de
desarrollo, por la corta visión, inmadurez o incapacidad de quiénes forman
parte de su clase política, por el contrario, la víspera de las campañas
políticas se antoja como la oportunidad ideal para que ésta demuestre que más
allá de los cargos y los encargos, están los objetivos colectivos, los que sí
nos unen, los que nos concilian y permiten colaborar, coordinarnos,
concentrarnos en un consenso mínimo posible: el de las bases para el bienestar
común.
@CarlosETorres_
Este artículo apareció en la versión impresa del diario de circulación local La Jornada Zacatecas, el día 04 de agosto de 2020.
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